El calor en los sistemas eléctricos y mecánicos es un indicativo de las pérdidas de potencia y por lo tanto de la eficiencia. Las fugas de calor se pueden identificar mediante la técnica de Termografía Infrarroja, para reducirlas a niveles aceptables. 

Las fugas de energía a través del calor son producto de fallas en nuestros sistemas, y deben ser alimentadas por otra fuente de energía: la producida por la corriente eléctrica. La potencia eléctrica que se invierte para mantener las fuentes de calor, son también pérdidas en el consumo de energía que se ve reflejado en el recibo de electricidad, por lo cual deben ser controladas.

Identificar los puntos calientes en nuestros sistemas eléctricos y mecánicos nos permitirá, además de tener una mayor eficiencia, disminuir los paros no programados que dan origen a los gastos innecesarios de pérdidas por producción, mano de obra, repuestos, etc. Entre mayor es el tiempo del paro mayor el costo en que se incurre.